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8º FESTIVAL DE JAZZ UNIVERSIDAD DE SEVILLA

  • Fecha: 9-12 de marzo de 2005
  • Lugar: Patio del Rectorado y Teatro Alameda, Sevilla, España
  • Comentario: En el presente curso académico la Universidad de Sevilla nos ha ofrecido su 8º festival de Jazz. Esta nueva edición ha contado con la colaboración económica del Ayuntamiento de la ciudad, lo que le ha permitido pujar más alto a la hora de plantear el cartel, así como una mayor publicidad y difusión del acontecimiento. El resultado: un certamen musical que cuida del jazz fabricado en la tierra, con la presentación del festival por parte del Javier Galisteo Grupo, y con la presencia obligada de La Universitaria De Sevilla Big Band; un festival de programación atractiva principalmente para un público joven, con las apuestas de Allan Holdsworth (de raíces guitarrísticas arraigadas en el rock/fusión de los setenta, aunque, sin duda, ampliamente superadas), Jazzanova (formación joven de carácter rebelde y trasgresor)y Wallace Roney (formación jazzística estándar acompañada de electrónica en forma de DJ).

    La presentación del festival se llevó a cabo el día 19 de febrero en el patio del Rectorado a cargo del Javier Galisteo Grupo. El cuarteto, con Chema Sáiz a la guitarra, aprovechó para presentar su nuevo trabajo “Taciturno de noche” en un concierto de jazz muy estándar, con sabor a hardbop, aunque fuertemente marcado por una inadecuada resonancia del saxofón tenor en el escenario del evento.

    El jueves 9 de marzo se daba continuidad al certamen de la mano de Manuel Calleja, músico, compositor y director de la Universitario de Sevilla Big Band, bien conocido por su labor cultivadora y propulsora del jazz en la capital sevillana. Por primera vez en el festival, todos los temas fueron composiciones propias de la banda, sirviendo de presentación y preludio a una grabación que ésta está llevando a cabo, y en la que tendrán cabida, al igual que en el concierto, el trabajo de diversos compositores de la tierra (si no de nacimiento, sí al menos en adopción) que no encuentran un lugar donde poder dar salida a sus trabajos. La Universitaria de Sevilla Big Band parece estar consolidándose, y la cita con ésta comienza a ser un ejercicio interesante por lo diverso de sus matices, detalles que surgen de ser un pozo donde compositores y músicos pueden tirar sus monedas y pedir, al menos, un deseo.

    Continuó el evento el jueves 10 con la actuación de Allan Holdsworth en el Teatro Alameda. La guitarra en el jazz actual resulta un instrumento frío, de sonido plano, y el jugo que se saca a la misma es el resultado de exprimirse el oído en busca de giros armónicos, de cambios insospechados de escala, de acordes imposibles. En definitiva, la guitarra de Allan Holdsworth tuvo un 90% de continente, y un 10% de contenido. Y si a esta guitarra añadimos el golpe seco y contundente de un batería de rock, capaz de sacar del concierto (mental o físicamente) a todos aquéllos que buscaban una pizca de jazz, entonces la conclusión es un concierto apto para aquéllos que conocían previamente a Allan Holdsworth (entre los que no me encuentro) y buscaban gozar de su virtuosismo.

    La siguiente cita, Jazzanova Set feat. Clara Hill. Todo lo que se podía esperar del concierto: aptitud prepotente de querer romper moldes más con la intención que con el resultado. DJ de no precisamente excelsos recursos, y vocalista situada en un segundo plano poco integrado con el resto de músicos, a lo que sumamos la carencia sonora del recinto del patio del Rectorado (aun cuando el entorno lo merezca, a las características sonoras del recinto no se le puede exigir demasiado). En resumidos términos, un concierto fácilmente olvidable. Buen intento (aunque fallido) por parte de la organización.

    El cierre del festival, el sábado 12, a cargo del Wallace Roney Sextet. Casi dos horas sin apenas respiro, a penas pausado por dos claquetazos de batería, un Eric Callen energético, incansable, con las pupilas perdidas por entre las cuencas oculares. Los scratches y samples introducidos por el DJ estuvieron perfectamente contextualizados, y complementaban la labor del resto de una banda potente, incansable, capaz de hacernos viajar durante un corto espacio de tiempo a alguno de esos barrios de New York, llenos de tipos cool rebosantes de jazz urbano. Sin duda, la nota destacada del festival.

    Sólo me queda apuntar hacia nueva edición de este festival. Haciendo balance sobre el total del acontecimiento, el sabor de boca que queda es agridulce. Más fondo económico en la organización del festival, mayor difusión del mismo y, sin embargo, con peor resultado que en otros años (al menos sobre el folio de la crítica). Hay un número ilimitado de grupos actuales por los que apostar, sabiendo que se hace a caballo ganador. Quizás tan sólo haya sido falta de puntería.

    Sergio Masferrer