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    16 FESTIVAL GUITARRA BARCELONA

CHUCK LOEB
  • Fecha: 8 de Mayo de 2005
  • Lugar: Luz de Gas, Barcelona
  • Componentes:
    Chuck Loeb (guitarra), Carmen Cuesta (voz), Josh Dion (batería), Brian Killeleen (bajo) y Mike Ricchiuti (batería).
  • Comentario: Música sin Body and Soul. Este podría ser el resumen del concierto ofrecido por Chuck Loeb en el presente Festival de Guitarra. Se esperaba con cierta expectación el concierto del guitarrista americano en Barcelona. Además de ser su primera visita a la ciudad condal, el currículo de este músico es suficiente tentador, para que el aficionado se decidiera acudir al concierto. Chuck Loeb presenta una carrera de casi cuarenta años, habiendo desarrollado un estilo musical en todos los formatos posibles, sólo, en sección rítmica, en formación de gran formato; y en diversidad de estilos musicales, pasando del jazz al rock. Loeb ha sido compañero de viaje de algunos de los mejores músicos de jazz, como por ejemplo Stan Getz, y es productor de artistas de reconocido prestigio como Spyro Gyra o Till Bröner, por citar sólo unos ejemplos. Hay que apuntar que este músico es uno de los máximos exponentes de un genero musical, el mal llamado”smooth jazz” o “jazz fusión”, teniendo una amplia discografía que así lo atestigua.

    Con todos estos antecedentes el concierto se presentaba ante la duda de la música que se podía ofrecer, y que fue resuelta muy rápidamente. Chuck Loeb aprovechó el concierto para dar a conocer su último y más reciente trabajo publicado en España “When I´m with you”.

    A través de todos los temas interpretados se pudo apreciar a un guitarrista altamente virtuoso, que conoce a la perfección los lenguajes en que expresa, sea música de fusión, funk, o rock. La guitarra de Loeb sonó de forma nítida en todo momento, demostrado su gran valía como instrumentista. Su estilo es muy efectivo visualmente aunque en ocasiones se pierde en momentos de poco desarrollo musical, dejando paso a un ritmo infeccioso y hasta cierto punto bailable, en detrimento de una música más creativa. Partiendo de los parámetros comentados los músicos que acompañaron a Loeb se mostraron obedientes a los requisitos solicitados de su líder, en especial el batería Josh Dion, quien demostró con creces como se puede golpear la batería de una forma compulsiva y agresiva a la vez, y donde primó la espectacularidad y exhibicionismo antes que la música. En más de una ocasión su volumen de ejecución era tan alto que no dejó apreciar al resto de músicos del grupo. Es por ello que los mejores momentos musicales del concierto (muy escasos) provinieron de la guitarra de Chuck Loeb. A destacar la versión mas que interesante que llevaron a cabo del tema de Wayne Shorter “Footprints”, mientras por el contrario, en el tema original de Loeb dedicado a Ray Charles “Brother Ray” mezclado junto con el clásico “Georgia in my mind”, y cantado por el batería Josh Dion, pudimos asistir al “asesinato” de un estándar. Todo un tema tan clásico, y que Ray Charles interpretaba a la perfección, se ejecutó con una falta de gusto alarmante, que conllevó una lectura vacía y fatua del mismo.

    Pero si el concierto se desarrollaba por senderos “digamos” que correctos, el momento decisivo del mismo fue la presencia de la cantante Carmen Cuesta (esposa de Chuck Loeb en la actualidad). La calidad vocal de Carmen Cuesta es más que dudosa, hasta el punto que el grupo tuvo que aminorar su sonido para dar cabida a una voz sin matiz, ni en agudos ni en graves, y completamente plana, que tan sólo es apta para ejecutar baladas y temas a medio tiempo. Los cuatro temas que interpretó Carmen Cuesta fueron un auténtico suplicio musical, ante la falta de recursos vocales y expresivos de la misma, lo que contribuyó a que una parte del concierto se desarrollase por unos cauces de escasa calidad.

    Tras la actuación de Carmen Cuesta, el concierto siguió por el mismo sendero que había comenzado hasta el punto de hacer participar al público del más poderoso estilo funk mezcla de fusión y tintes con gusto a rock.
    En definitiva, el concierto proporcionó un buena ración de “música sin alma”, y con pequeñas de dosis musicales que no llegaron a cumplir el horizonte de expectativas que se habían planteado del mismo.

    Juan Carlos Abelenda.