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CHANO DOMÍNGUEZ SEXTETO / REBEKKA BAKKEN
I Festival de Jazz de Móstoles

  • Fecha: 19 de Junio de 2005.
  • Lugar: Teatro del Bosque (Móstoles, Madrid).
  • Hora: 20:15 / 22:15
  • Asistencia: Lleno
  • Componentes:

    Chano Domínguez Sexteto
    Chano Domínguez (piano)
    Blas Córdoba (cante y palmas)
    Tomás Moreno “Tomasito” (baile y palmas)
    Israel Suárez “El Piraña” (percusión y palmas)
    Mario Rossy (contrabajo)
    Marc Miralta (batería)





Rebekka Bakken
Rebekka Bakken (voz)
Wolfgang Muthspiel (guitarra eléctrica)
Sebastian Srudnitzky (piano, teclados y trompeta)
Ove Anderson (bajo eléctrico)
Peter Abbott (batería)


 
 

  • Comentario: Rara vez doy una opinión puramente personal, pero en esta ocasión me voy a mojar: de todos los músicos que han intentado conjugar el lenguaje del jazz con el del flamenco Chano Domínguez es el que lo ha conseguido de forma más brillante, respetando la pureza de ambas artes y aunando sus fuerzas para llevarlas a elevados terrenos sonoros. Así lleva demostrándolo durante años con su elegancia al piano, su lirismo y profundidad, y en bastantes ocasiones con la ayuda de su sexteto, aquél que se hiciera popular gracias a su colaboración en la película Calle 54 de Fernando Trueba.

    En esta última jornada de festival mostoleño Chano volvió a presentar su habitual propuesta acompañado del excelente batería catalán Marc Miralta que tan buen espectáculo ofreciera el viernes pasado con su Flamenco Reunion, lo cuál le avalaba como experto conocedor de los palos y ritmos flamencos. Al contrabajo un ultrasobrio Mario Rossy contrastaba con la terna flamenca: Blas Córdoba y su cante rasgado (“acamaronado” podríamos decir), El Piraña con su cajón y el bailaor Tomasito, el que más aplausos arrancó. El repertorio, basado en los mayores éxitos de Chano, arrancó por alegrías de Cádiz, con cita de Jaco Pastorius incluída, tras una bella introducción a piano solo. Ya en esta primera pieza el grupo demostraba una gran soltura en los cambios de ritmo. El segundo tema, por tangos, mostró la primera aparición de un Tomasito cuyos pantalones hacían juego con la camisa del pianista gaditano, y que fue una auténtica muestra de furia y arte en todas sus intervenciones. Más fuego escénico con lo que Domínguez definió acertadamente como “descarga por bulerías” y paso a la primera incursión puramente jazzística de la noche, con cambios de métrica incluidos. Descanso para los flamencos e interpretación en trío de jazz, con protagonismo para Miralta, dando paso a un tema a piano solo del de Cádiz que levantó admiración entre los presentes. Hacia el final del concierto iba quedando clara la idea de que Marc Miralta se había erigido en líder de la sección rítmica, guiando y ayudando al Piraña y a los ocasionales palmeros Tomasito y Córdoba. El final vino con una versión abierta del laureado Oye cómo viene y el obligado (y merecido) bis en contexto latino.

    Algo más tarde aparecía el grupo de la excelente cantante noruega Rebekka Bakken, una propuesta que va un peldaño más allá de lo que habitualmente hacen los grupos de pop, especialmente hoy en día. No obstante, la falta de riesgo del proyecto y su sonoridad comercial, especialmente tras haber escuchado al grupo de Chano levantar pasiones entre el respetable, así como el hecho de que fuera domingo por la noche y los asistentes estuvieran pensando más en el madrugón del día siguiente que en el espectáculo, tuvo como consecuencia que la actuación de la Bakken fuera de más a menos, cambiando incluso el rictus de la noruega de su amplia sonrisa inicial a un cierto rostro de preocupación a medida algunos espectadores abandonaban el recinto antes de tiempo. Musicalmente Rebekka demostró unas enormes cualidades vocales, así como un estilo muy personal. Arropada por el excelente guitarrista austríaco Wolfgang Muthspiel (mucho menos incisivo esta noche que en sus habituales proyectos jazzísticos) la cantante ofreció un repertorio de sonoridades pastosas, las que producían los timbres de su voz, la guitarra, los teclados y la trompeta que ocasionalmente utilizó el teclista Sebastian Srudnitzky, en una de las ocasiones a dúo con una Rebekka Bakken que se atrevió a autoacompañarse al piano. Is that You?, tema que da título a su último disco, fue el punto final a un concierto algo alejado del jazz pero de una calidad indiscutible.

    Con más altos que bajos, este I Festival de Móstoles ha llegado a su final envuelto en un éxito nada fácil de conseguir hoy en día. Buen cartel, grupos españoles, buena organización y una grandísima afluencia de público han sido garantía de acierto. Posiblemente el concurrido bar situado dentro de este bonito Teatro del Bosque también tuviera algo que ver. En todo caso nos alegramos enormemente de la marcha del evento; enhorabuena y que se repita por muchos años.

    Arturo Mora Rioja