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MARC MIRALTA & NEW YORK FLAMENCO REUNION
I Festival de Jazz de Móstoles

  • Fecha: 17 de Junio de 2005.
  • Lugar: Teatro del Bosque (Móstoles, Madrid).
  • Hora: 21:15
  • Asistencia: Lleno
  • Componentes:
    Marc Miralta (batería)
    Perico Sambeat (saxos alto y soprano)
    Mariano Díaz (piano)
    Javier Colina (contrabajo)
    Guillermo McGill (cajón flamenco)



  • Comentario: Jornada inaugural de un nuevo festival de jazz, el de Móstoles (sur de Madrid). Una grata noticia para los amantes de la buena música y un excelente cartel para esta su primera edición. Jazz de verdad, con más hombres (y mujeres) que nombres, con destacada presencia de excelentes proyectos nacionales (como este que abrió el ciclo) y la siempre necesaria pizca de riesgo. Nada que ver, por fortuna, con otros eventos veraniegos etiquetados como jazzísticos en otras localidades de la Comunidad de Madrid.

    En un precioso y moderno recinto como el Teatro del Bosque, y con destacada presencia de público y prensa, el proyecto aflamencado del catalán Marc Miralta trajo las primeras muestras de pasión a las tablas del escenario. La Flamenco Reunion no sólo fue un bombazo cuando apareció publicado su primer disco, además ha conseguido evolucionar con el tiempo y desarrollar un lenguaje propio, respetuoso y descarado a la vez. Un concepto cuidadosamente elaborado sustentado por un buen e intenso trabajo, y por las personalidades de los músicos que lo integran. En este caso, además, a última hora se anunció la presencia de un invitado de lujo: Guillermo McGill. Centrado exclusivamente en el cajón flamenco el uruguayo aportó muestras de su profundo conocimiento de los ritmos flamencos, acoplándose de forma soberbia al entorno musical, gracias a su conocimiento, su buen oído y las cómplices miradas que intercambió con Miralta durante toda la actuación. Perico Sambeat se encontró inspirado y arrebatador en sus improvisaciones, encontrando un camino estilístico más adecuado al discurso general que en otras ocasiones. Las habituales frases bopperas del valenciano fueron complementadas por motivos más flamencos, más cercanos al idioma del grupo. Mariano Díaz, como siempre, soberbio. Acompañante de lujo e improvisador empedernido, el argentino ofreció la cara más lírica del quinteto, con solos bonitos y bien estructurados. El navarro Javier Colina arrancó algunos de los aplausos más sentidos de la noche gracias al sentimiento con que pellizca las cuerdas de su contrabajo, ya sea de manera tradicional, con el pulgar o con arco. Miralta, por su parte, ejerció de líder en todo momento, con total control sobre lo que ocurría encima de las tablas, y alternando momentos de fuerte énfasis percusivo con delicados instantes en los que apenas se apoyaba suavemente en sus platos, siempre con McGill como fiel escudero.

    El repertorio, basado casi en su totalidad en Thelonious Monk, pero sobre contexto flamenco, arrancó con Epistrophy por rumbas y un siempre difícil Evidence, en este caso corregido y aumentado en su tratamiento por bulerías. El inicio, en un frenético diálogo entre batería y percusionista, elevó sobremanera la temperatura ambiente de la sala. En Bésame Mucho, Sambeat cambió saxo alto por soprano y Colina hizo una improvisación fabulosa, demostrando un enorme conocimiento de la melodía y del contexto armónico en que se movía. Dificultad rítmica en el también monkiano In Walked Bud, donde los cambios de métrica binaria a ternaria sorprendían constantemente. Melodía en 4x4, puente en 3x4, improvisación de Mariano en 3x4 y el más difícil todavía: solo de Perico en 4x4 con cambio a 3x4 a la mitad. La relajación vino de la mano del excelente Los sueños y el tiempo, composición de Guillermo McGill cuya introducción aportó colores ambiguos y el acompañamiento de caja de Miralta sobre solo de Díaz fue de lo mejor de la noche. El final, con el parkeriano Dexterity interpretado por rumba. Lucimiento para todos los músicos y entregado aplauso final de los asistentes, encantados ante tal derroche de arte y profesionalidad.

    La Flamenco Reunion ofreció su música de inteligentes desplazamientos rítmicos, donde el lugar de los acentos juega un papel fundamental, ejecutada con más lujo de detalles que nunca, dejando entrever esfuerzo, dominio, conocimiento y una excelente dirección. Muy buen concierto, y muy buen augurio para esta nueva cita mostoleña que acaba de echar a andar y a la que deseamos toda la suerte del mundo.

    Arturo Mora Rioja