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MEDESKY, MARTIN & WOOD
X Festival de Jazz de Ciudad Lineal

  • Fecha: 18 de Noviembre de 2005.
  • Lugar: Centro Cultural San Juan Bautista (Madrid)
  • Hora: 21:00
  • Asistencia: Abarrotado
  • Componentes:
    John Medeski (piano y teclados)
    Billy Martin (batería, percusión)
    Chris Wood (bajo eléctrico y contrabajo)
  • Comentario: ¡Mas vale tarde que nunca!. Por fin hemos tenido la suerte de comprobar por primera vez en Madrid, in situ, a uno de los grupos más interesantes del panorama mundial actual.

    El grupo nace a principios de los 90 en New York, definidos por la crítica como jazz alternativo; pero al margen de etiquetas que nos sirvan para entendernos, esta banda práctica la fusión -actualizada a los tiempos que corren- tal como lo hicieron otros en épocas pasadas. En estos momentos bandas como Niacin y los muy poco reconocidos Wingnut podrían compararse en estilo, calidad y filosofía musical.

    Eran aproximadamente las 21:15 cuando hicieron acto de aparición los tres miembros del grupo, recibidos con impaciencia, algarabía y una “lluvia” ingente de flashes fotográficos -sorprendente que no causara protestas en los músicos- por parte del numeroso público que abarrotaba la sala.

    Comenzaron a tocar el primero de los temas, ó más bien varios enlazados unos con otros, ofreciendo toda una gama rica de formas que van desde el sonido típico del jazz-rock progresivo de los 70 a otras de lo que podíamos denominar free jazz-rock con el piano como instrumento de percusión, llegando a recordarme a un tema de Pete La Roca -Bliss, de su álbum Turkish women at the Bath-, o a pasajes de The Art Ensemble of Chicago en su manera de improvisar. También con excelentes solos de órgano Hammond B-3 a cargo de quien parece llevar la “voz cantante” en este grupo, J.Medeski. Sus intervenciones fueron lujuriosas, llenas de disonancias retorcidas y teclados desfigurados, llegando a alcanzar por momentos un sonido de alto voltaje y teniendo a su más fiel aliado en Ch.Wood en el contrabajo, con miradas constantes para seguir la pauta marcada por aquél.

    En cuanto a B. Martin utiliza todo tipo de recursos para obtener lo que el grupo y él mismo precisan, entre los que podemos encontrar flautines, campanitas, cencerros, maracas o incluso juguetes -esto último muy del agrado de los músicos libre improvisadores.

    Con todo lo anteriormente expuesto el combo alternó momentos flamígeros y lisérgicos con otros de gran belleza y serenidad, llegando a terminar este primer corte tras 33 minutos aproximadamente y levantando los aplausos del respetable.

    Dio para mucho este inicio de concierto pero aún debía dar mucho más, y es que la batería de Martin mostró toda su contundencia, el bajo eléctrico de Wood su potencia y. el hammond de Medeski volvió a ser ácido, corrosivo, de ritmos sincopados, de hip hop y de mucho groove. ¡ Marcha, marcha y marcha!. Energía y control, inteligencia y otra vez ritmos demoledores, aplastantes y rompedores hasta el delirio.

    La improvisación juega un papel decisivo en el directo del grupo, distinto sin duda a lo hecho en estudio, más controlado, más formal, más calculado, donde los temas son más cortos en duración.
    Y aquí pareció terminar la actuación, 68 minutos que nos supieron a poco, pero en realidad sólo fue un pequeño paréntesis para la presentación de los músicos, que corrió a cargo de Martin.

    Después de esto el concierto pareció caminar por otros derroteros, con un particular cha cha cha -París que lindo París ¡oh la lá! cha cha cha- que cantó Martin.

    Tras esto se volvió a la senda perdida y un solo salvaje como pocos de Ch.Wood al contrabajo me hizo pensar en las trompetas de Jericó –sí, aquellas que derrumbaron los muros- pues fue tal su virulencia que el sonido rebotaba en las puertas de entrada del salón de actos pareciendo derribarlas. No se limitaba a tocar si no que golpeaba sin piedad las cuerdas y el cuerpo del instrumento, como si lo quisiera reventar.

    Y ahora sí, el concierto tocó a su fin. Los músicos se retiraron del escenario para volver a salir e interpretar su último número, con solo incluido de Martin a la batería, el vigor de Wood en el bajo y los virtuosos toques chispeantes y entrecortados de los teclados de Medeski, y... una despedida que esperemos sea solo un hasta pronto.