>> VOLVER A TOMAJAZZ

 
 

 

   

JAVIER PAXARIÑO: OUROBOROS
Madrid

  • Fecha: 26 de Enero de 2006.

  • Lugar: Café Central (Madrid)

  • Componentes:
    Javier Paxariño: flautas y saxos.
    Carlos Beceiro: cuerdas.
    Alain Piñeiro: warr guitar.
    Moisés Sánchez: teclados
    Carlos Ibáñez: contrabajo.
    Jorge Suárez “Canario”: percusión

  • Comentario: Aparentemente, de una manera similar a la del noruego Jan Garbarek (de quien se podría decir que ha ejercido cierta influencia sobre la obra de Paxariño), los sonidos del músico que se presentó la semana pasada en el Café Central se fueron alejando del jazz para explorar el vasto territorio de los ritmos populares tradicionales, aunque en este caso sobre un área geográfica bien distinta, amasando un corpus en el que podría verse todo un homenaje al mar Mediterráneo como encuentro de culturas. Así parecerían atestiguarlo discos como “Perihelión” u “Ouroboros”, de donde Javier extrajo casi la totalidad del repertorio que manejó en esta serie de conciertos.

    Pero hablar de un alejamiento del jazz en el caso de Paxariño, no sería del todo preciso, ya que en realidad sólo nos estamos refiriendo a uno de los proyectos artísticos de un músico siempre ávido de nuevos horizontes que, por otra parte, conserva en su lenguaje -incluso en este contexto como es lógico-, indelebles huellas jazzísticas que son de agradecer.


    Javier Paxariño
    © Pablo Neustadt 2006

    El concierto abrió con una delicada y breve introducción de piano y flauta, a cargo de los dos grandes protagonistas de la noche. Lo que parecía que iba a ser una versión del Concierto de Aranjuez, estalló de inmediato, convirtiéndose con la incorporación del resto de los músicos, en la vibrante “Ciudades de Arena”, composición con ritmo de tanguillo dedicada a los pueblos subsaharianos, en la que Paxariño y Moisés Sánchez comenzaron a dar muestras de su impresionante versatilidad.

    A continuación, “Alas de Céfiro” trajo aires orientales y “Las visiones de Abulafia” buceó en el siglo XIII y en los encuentros entre músicas sefarditas, magrebíes y cristianas (algo que no debería extrañarnos tanto viniendo de un granadino inquieto como Javier). Todo, con una cálida espiritualidad que por momentos nos hacía pensar en Coltrane.

    En la siguiente parada de este viaje musical, el sonido de una vieja locomotora poniéndose en marcha introdujo la más terrenal y festiva “Días de júbilo”, que con su ritmo de seguidilla entusiasmó de tal manera a Paxariño con su saxo, que su delgada figura parecía estar a punto a levitar.

    De esta interpretación extravertida pasamos a uno de los momentos más interesantes de la noche: un inspiradísimo dúo de piano y saxo soprano, en el que Paxariño y Sánchez tuvieron más espacio para improvisar a gusto.

    El grupo volvió a reunirse para interpretar “Puerta de agua”, un canto al Mediterráneo, que Javier quiso dedicar al guitarrista flamenco Víctor Monje “Serranito”, presente en la sala. Paxariño volvió a ofrecer unos estupendos solos de flauta en una composición verdaderamente luminosa que cerró la primera parte de la actuación.

    Moisés Sánchez
    Carlos Ibáñez
    Carlos Beceiro
    Faín Dueñas

    En la reanudación, la temperatura continuó subiendo con temas como “Danza circular”, de inspiración valcánica o “Meseta imaginada”, con unos ardientes solos de saxo.

    No fueron ajenos a este creciente despliegue de energía la incorporación de dos músicos invitados: Faín S. Dueñas (director musical de Radio Tarifa), de brillante protagonismo con los ritmos magrebíes que marcaba su darbuka, y Nono García, guitarrista flamenco que en el mundo del jazz compartió proyectos con Chano Domínguez, Javier Colina, Jorge Pardo y Guillermo McGuill entre otros.

    La agrupación continuó dando muestras del variado colorido que la caracteriza con las texturas de Paxariño, el cistro y la zanfona de Carlos Beceira (integrante de La Musgaña), el ‘tapping’ de Alain Piñeiro, los teclados camaleónicos de Sánchez y la muy correcta base rítmica de Carlos Ibáñez y Jorge Suárez “Canario”.

    En los dos últimos temas el concierto llegó a su clímax y arrancó los mayores aplausos de la noche tras un repertorio perfectamente trazado. “Hombres de las montañas”, dedicada al pueblo kurdo e “Issabari”, de ritmo subsahariano, sacaron a relucir lo mejor de los músicos, con algunas ráfagas de jazz libre que exprimieron al máximo las teclas apasionadas de Moisés Sánchez y la capacidad para improvisar de Paxariño que, en este último tema especialmente, redondeó un espectacular homenaje al maestro John Coltrane.

    ¿”Nuevas músicas”? ¿”Etnojazz”? ¿”World music”? ¿”Folclore mediterráneo de vanguardia”? Tras disfrutar de un concierto así, ¿a quién se le ocurre pensar en etiquetas?

    Sergio Zeni