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ARA MALIKIAN ENSEMBLE
Madrid

  • Fecha: 16 de Febrero de 2006.
  • Lugar: Sala Latinarte (Madrid)
  • Componentes:
    Ara Malikian: violín.
    José Luis Montón: guitarra.
    Miguel Rodrigáñez: contrabajo.
    Jorge Tejerino: cajón.
    María Berasarte: voz

© Pablo Neustadt 2006

© Pablo Neustadt 2006


© Pablo Neustadt 2006


© Pablo Neustadt 2006

  • Comentario: El Ara Malikian Ensemble se presentó el pasado jueves en la Sala Latinarte dentro del programa “Uniendo puertos”. El nombre del ciclo bien podría ser también el de este conjunto que, con un estilo muy definido, se sitúa en el ámbito cada vez más extenso de proyectos que tienden puentes entre las diversas culturas del ámbito mediterráneo, en este caso con un marcado acento flamenco.

    Malikian no para. Es uno de esos casos nada habituales de músico volcado a la música clásica pero con una inquieta dedicación paralela a otro tipo de propuestas.

    Como el propio violinista ha señalado en más de una ocasión, el hecho de haber escuchado jazz y otras músicas populares le inoculó el deseo de una mayor libertad expresiva, al punto que llegado un momento (tras haber estudiado en Alemania e Inglaterra) decidió abandonar la esquemática formación académica y alejarse de las clases de los profesores para encontrar su propia voz: “Me di cuenta de que no podían ayudarme. Tenía que aprender de las equivocaciones”.

    Tras ganar el premio Pablo Sarrasate la relación de este libanés de ascendencia armenia con España fue haciéndose más estrecha, hasta acabar residiendo en nuestro país, en donde trabaja actualmente como concertino de la Orquesta Sinfónica de Madrid. El hecho de moverse a la vez en los campos de las llamadas música clásica y popular, lejos de resultar una complicación, representa para el violinista una fuente constante de enriquecimiento: “Yo realmente aprendí a tocar música clásica después de haber tocado flamenco, tango o jazz”.


    © Pablo Neustadt 2006

    En 1998 comienza a tocar con José Luis Montón y a familiarizarse con el flamenco. Dos años después, Malikían participa en el disco “Sin querer” del guitarrista catalán, en 2002 editan a dúo “Manantial”, y el año pasado, ya acompañados por los músicos que se presentaron con él en Latinarte (más Fabián Carbone al bandoneón), graban “De la felicidad” (WEA).

    En el escenario que el mes próximo acogerá una nueva edición del ciclo Latina Jazz, el concierto se inició con un brillante solo de violín, impregnado de cierto aire oriental, que –además de poner de manifiesto el virtuosismo del de Beirut- sirvió de introducción a la animada “Equilibrista de semáforo”, un tanguillo de Montón y Malikian, que los autores del tema bordaron con la colaboración de Miguel Rodrigóñez (contrabajista de formación clásica que coincidió con Ara en el Ensamble Nuevo Tango) y Jorge Tejerino en cajón.

    A continuación, el guitarrista y el violinista conversaron preciosamente a solas en “Sorongo”, dejándonos unas intervenciones de gran lirismo.

    Miguel Rodrigóñez volvió a sumarse en la tradicional “Pena penita pena” (de Quintero, León y Quiroga) y en los aires caribeños de “Colombiana”. Ambas con unos arreglos muy imaginativos.

    En un nuevo cambio de formación –algo que le fue dando bastante dinamismo a la actuación- hizo su entrada María Berasarte para cantar, arropada por Ara y José Luis, una conmovedora versión de “Estranha forma de vida”, el célebre fado de Amalia Rodrigues y Alfredo Duarte. La cantante enseñó una gran personalidad e incluso se mostró más suelta y con más carácter que en la versión registrada en “De la felicidad”.

    En “Donde está” (de Montón y Malikian), interpretada a dúo por sus compositores, el violín del libanés volvió a volar alto sobre la base segura que le proporciona ese toque de concertista impecable que tiene José Luis.

    Rodrigóñez y Tejerino se sumaron inmediatamente después en “Agüi”, en el que Montón nos regaló un solo delicioso. Y ya en el final, María trajo su voz para “Homenaje”, composición que incluyó como despedida por todo lo alto, una versión de “La tarara”.

    Fue un concierto muy agradable en el que sobresalió, junto a la personalidad del líder del ensamble, la gran labor de Montón, no sólo como solista y compositor, sino también en los arreglos y en la cohesión que desde su guitarra le proporciona al grupo, permitiéndole a Malikián construir con mayor libertad sus impresionantes solos aéreos. Tal vez nos quedamos con ganas –vicios de aficionados al jazz al fin y al cabo…- de escuchar un poco más a la sección rítmica, que actuó con eficiencia y buen gusto pero sin espacios para solear.


    © Pablo Neustadt 2006

    El público cerró la actuación con una calurosa ovación que no pudo ser correspondida con un bis. El violinista debía marcharse tan rápido como había llegado a cumplir con un nuevo compromiso en una emisora de radio. Malikian no para.

    Sergio Zeni