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RON CARTER TRIO
CICLO EL BARRIO LATINO DE PARIS - JAZZ EN EL TEATRO REAL

  • Fecha: 21 de Marzo de 2006.
  • Lugar: Teatro Real, Madrid (Madrid)
  • Entrada: lleno
  • Componentes:
    Ron Carter: contrabajo.
    Russel Malone: guitarra.
    Jacky Terrason: piano.
  • Comentario: Aún no habían aparecido los músicos en escena y ya se respiraba un ambiente de fiesta en la sala. No era para menos, desde su reinauguración hace casi ya diez años, era la primera vez que el Teatro Real abría sus puertas al jazz.

    En ese escenario en donde alguna vez habían desplegado sus encantos artistas como Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, el Modern Jazz Quartet o Tete Montoliu, los instrumentos del trío esperaban a los pies de uno de los decorados de La Bohème, que actualmente se está representando en el Real.

    Allí estaba el París que tantas evocaciones produce en muchos aficionados al jazz: los míticos locales del “Quartier latin” de la posguerra, las estancias de músicos como Miles Davis o Chet Baker, las crónicas de Boris Vian y Julio Cortázar, los rostros de Jeanne Moreau y Juliette Greco… Allí aparecieron impecablemente trajeados Ron Carter, Russell Malone y Jacky Terrason. No era difícil adivinar que la ovación con la que fueron recibidos iba dirigida también a todos los que habían hecho posible un ciclo de estas características en un marco como ése. En esos aplausos estaba claramente implícita la alegría de poder disfrutar de nuestra música favorita en el gran teatro lírico de Madrid.

    Tras agradecer los aplausos, Carter abrazó a sus músicos como diciéndoles “¡Allá vamos, chicos!” y el trío comenzó a desgranar el primer tema de la noche, en el que pusieron de manifiesto la elegancia que le imprimirían a todo el concierto.

    “Carter está considerado el ‘Everest’ de los contrabajistas de jazz” comenta José María García Martínez en el programa del festival, y es verdad que este músico que ha acompañado a figuras como Miles Davis (sustituyendo nada menos que a Paul Chambers), Gerry Mulligan, Stan Getz, McCoy Tyner, Herbie Hancok, Sam Rivers, Coleman Hawkins, Freddie Hubbard, Gato Barbieri, Jim Hall o Joe Henderson, ha recibido todo tipo de elogios. Pero mientras lo escuchaba volvía a sentir que tales valoraciones, aún reconociendo su desbordante capacidad técnica, me resultaban excesivas, como excesiva solía parecerme la presencia de su instrumento en el sonido del trío. Sus solos desde ya eran un alarde de digitación impecable potenciada por esa agilidad que le permite su contrabajo piccolo, sin embargo, su insistencia en colocarse en primer plano podía llegar a saturar, haciendo que en el balance general el trío sonara muchas veces a contrabajo con acompañamiento de piano y guitarra.

    Jacky Terrason, un pianista con una trayectoria algo irregular, tuvo una noche bastante acertada dentro de los límites que marcaba el líder, cubriéndole atentamente las espaldas a Carter y dejando un puñado de solos en los que su estilo vitalista conquistó varios aplausos.

    El guitarrista de Georgia, quizá el más swingueante y con más feeling de los tres, volvió a demostrar que sus condiciones están por encima del minúsculo papel de sideman con el que muchas veces se despachan sus colaboraciones. Si bien el sonido de Malone se mueve dentro de parámetros tradicionales, sus intervenciones casi siempre resultaron chispeantes y quizá se echó de menos un mayor peso de su instrumento en la música del trío.

    El repertorio, con un aire mainstream de cámara, estuvo compuesto por temas de los integrantes del grupo y por algunos standards, como “My funny Valentine”, prácticamente a dúo entre Ron y Terry, y una muy rítmica “Autumn leaves”. La elegancia, la sobriedad y la corrección (sin que esto signifique simpleza, ni mucho menos) fueron el denominador común de unas interpretaciones que jugaron mucho con las rotaciones de los solos y que Carter siempre supo rematar con imaginación.

    Los aplausos finales dieron pie a dos bises, el segundo de ellos -con el líder esta vez sí más comedido- dejó un delicioso perfume bluesy flotando en el aire. Tras saludar al público, Carter les señaló la puerta de salida a sus compañeros y permaneció a solas un rato sobre el escenario, saboreando la ovación que llegaba a sus oídos, saludando entusiasmado hacia los palcos.

    A la gente se la vio salir muy satisfecha, y estoy convencido que no era sólo por la actuación del Ron Carter Trio. La posibilidad de que a partir de ahora el Teatro Real se convierta en un punto emblemático para el disfrute del jazz en Madrid, nos había dibujado a todos una sonrisa.


    © 2006 Sergio Zeni