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RAMÓN VALLE
Palau Jazz XXI

  • Fecha: 13 de mayo de 2006.
  • Lugar: Petit Palau (Barcelona)
  • Componentes:
    Ramón Valle: piano.

    Comentario:

    Es una lástima que conciertos tan atractivos como el programado en el ciclo Palau Jazz XXI, despierten tan poco interés entre los aficionados. Los conciertos a piano solo son una disciplina siempre difícil, en la que el intérprete se enfrenta al reto de desplegar sin apoyo de otros músicos sus ideas y experiencias musicales.

    El concierto a piano sólo de Ramón Valle, en riguroso acústico y con un Steinway de cola, sirvió al músico cubano para presentar el que es su último trabajo para el sello alemán ACT, Memorias.

    A lo largo del recital el pianista cubano desplegó la mayoría del contenido de este trabajo, un repertorio basado en temas originales, y algunas composiciones del famoso compositor cubano Ernesto Lecuona, como “La Comparsa” o “Siboney”.

    En el concierto relució el excelente artista que es Valle, el gran trasfondo que ha ido atesorando a lo largo de los años como músico y la aplicación de su experiencia a la música que interpreta y desarrolla. Lecuona ha sido en la carrera musical de Ramón Valle una figura de gran influencia, lo que se percibe en las interpretaciones, ya sea a través de las melodías perfectamente reconocibles o por medio del tratamiento tanto armónico como rítmico de los temas que despliega, lo que dejan entrever un conocimiento profundo y ante todo respetuoso del gran compositor cubano.

    Pero a parte de las interpretaciones de Lecuona, en el concierto Valle interpretó temas propios, que en nada deben desmerecer, y que permitieron apreciar sus raíces cubanas, pero con un uso prudente de estas, sin abusar, sino en pequeñas pinceladas perfectamente dosificadas, juntos con elementos provenientes del campo del jazz o de la música clásica, un ejercicio estilístico de nivel y buen gusto que fue apreciado por el público asistente.

    Señalar como único elemento negativo del concierto, el problema que se produjo con dos altavoces que se hallaban sobre el escenario, y que por razones desconocidas produjeron el acoplamiento de un ruido que pudo percibirse a lo largo de la mayoría del concierto. Esta especie de silbido llegó a ser tan molesto que varios espectadores abandonaron el recinto, y alguno de ellos protestó por esta circunstancia al final del mismo. Pero a pesar de estas circunstancias, ello no fue impedimento para disfrutar de una gran concierto y de un estupendo repertorio por parte del pianista cubano.


    © Juan Carlos Abelenda, Tomajazz, 2006