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KEITH JARRETT TRIO
XXIII Festival de Jazz de Madrid

  • Fecha: 9 de noviembre de 2006.
  • Lugar: Teatro Real.
  • Componentes:
    Keith Jarrett: piano.
    Gary Peacock: contrabajo.
    Jack DeJohnette: batería.
  • Comentario: A veces uno no sabe si la controversia que envuelve a ciertas figuras es fidedigna o si sólo se trata de calculados embistes comerciales.  Keith Jarrett no aclaró demasiado al respecto en su madrileña aparición por el Teatro Real.  El pianista pisó las tablas calzándose unas gafas de sol redondas a lo John Lennon y dedicó un buen rato a la correcta colocación de su banqueta, ante el asombro del público asistente.  Por fortuna ésas fueron las únicas excentricidades notables, quizá más dirigidas a alimentar la leyenda que a escandalizar.

    A partir de ahí sólo hubo música, y de la buena.  Las figuras majestuosas de los tres veteranos jazzmen llenaron con su presencia y su arte el enorme escenario del Real, buscando continuamente la interacción, la melodía y la belleza, y en muchos casos encontrándola.  El maestro Jarrett tocaba a veces sentado y a veces de pie, flexionado sobre sus rodillas a modo de reverencia ante ese piano que tanto le ha dado y con el que tanto nos ha dado.  El septuagenario Gary Peacock, contrabajista de sonido pastoso, demostró una forma física envidiable, si bien fue el menos acertado de los tres.  En cuanto a Jack DeJohnette, su capacidad de escucha y reacción impresionó como nunca.  El de Chicago, en sillín con respaldo, consiguió en varios momentos trazar líneas paralelas a las de sus compañeros, reaccionando de forma inmediata a los estímulos provinientes de aquellos.

    Siempre en busca de la belleza, los tres músicos obviaron procedimientos habituales en la interpretación jazzística.   Para ellos apenas hay nada preconcebido, la música surge en el momento y fluye de forma natural.  En el primer pase del concierto se metieron al público en el bolsillo con un animado "Billie's Bounce", si bien fue en las baladas donde su acercamiento al detalle les hizo acreedores de ovaciones más sentidas.  En el segundo pase fue un memorable solo de Peacock sobre "Someday My Prince Will Come" el que levantó mayores aplausos.  Lo peor de la noche fue, sin duda, el sonido.  Una pena que en un recinto de acústica tan poderosa la amplificación estuviera tan poco compensada, escuchándose en exceso la batería (de no haber estado DeJohnette a las baquetas el concierto podría haberse vuelto insoportable).

    El buen jazz presente, el hecho de estar frente a un trío histórico, la sensación de exclusividad que otorga el recinto del Real y el alto precio de las entradas propició un final de escándalo, con un enfervorizado público aplaudiendo en pie a sus ídolos.  Hasta seis saludos y tres bises, en los que el trío abarcó el camino entre el be-bop y el minimalismo, cerraron una gran noche.  Jarrett deleitó con su técnica depurada y su capacidad melódica, y el trío demostró una conjunción envidiable.  La controversia quedó en segundo plano y la música triunfó.  Como debe ser.

    © 2006