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JAN GARBAREK QUARTET
Madrid

  • Fecha: 25 de junio de 2007.
  • Lugar: Teatro Real (Madrid).
  • Componentes:
    Jan Garbarek: saxos tenor y soprano.
    Rainer Brüninghaus: piano y teclados.
    Yuri Daniel: bajo eléctrico, bajo eléctrico sin trastes.
    Manu Katché: batería.
  • Comentario: Las alarmas saltaron segundos antes del inicio del concierto: se anunciaba la repentina ausencia del contrabajista Eberhard Weber (se encontraba internado en un hospital de Berlín). Sin problemas: el brasileño Yuri Daniel (habitual de las últimas giras de Maria João) interpretó su papel a las mil maravillas, acoplándose perfectamente a la veterana formación del noruego Jan Garbarek, hasta el punto de compartir la cualidad más evidente en sus tres compañeros: el sonido.

    Y es que, alejándonos de los habituales tópicos referentes al paisajismo y la influencia del folclore nórdico en la música de Garbarek, la característica que más impresiona cuando se disfruta de estos músicos en directo es el sonido que proyectan: limpio, claro, seguro. Fallecido Michael Brecker, el Real ha sido testigo, en apenas cuatro días, de dos de los saxofonistas de voz más potente y reconocible del momento: Ernie Watts y Jan Garbarek. El noruego presentó un timbre sólido, melódico y desgarrador a la vez; rocoso en el tenor, sus agudos al soprano curvo ponían la piel de gallina al más pintado. En ocasiones se hacía ayudar de un pedal octavador que replicaba sus notas armonizadas, creando tensión emotiva. Pero si hablamos de tensión hemos de referirnos a Rainer Brüninghaus. El pianista alemán aprovechaba dicho elemento con inusitada maestría, aprovechando los acordes de larga duración en sus improvisaciones para resolver armónicamente con destreza. El francés Manu Katché hacía gala de su reputación como batería de estudio: técnica impecable, gran pegada de caja y variedad de patrones rítmicos avalaron su trabajo. No obstante la sorpresa mayor vino de la mano de Yuri Daniel. No es nuevo lo bien que funciona en entornos rítmicos marcados por un groove intenso (como volvió a demostrar en esta ocasión); la novedad residió el lirismo con que abordaba las partes escritas (tarea en la que el titular de la formación, Eberhard Weber, es un auténtico maestro). Para ello utilizaba un bajo Warwick sin trastes de cinco cuerdas que alternaba con su habitual Fender Jazz. El brasileño, concentrado en la partitura pero con posición relajada, sonrió constantemente durante toda la noche.

    El repertorio fue interpretado sin presentaciones y casi sin descanso, a modo de pequeñas suites, agregando valor a la extensa duración del espectáculo (dos horas, bis incluido). El foco de atención iba variando continuamente, si bien los tres escuderos del saxofonista noruego dispusieron de sus respectivos momentos de improvisación sin acompañamiento. El cuarteto actuaba delante de una carpa cuya iluminación variaba dependiendo de la situación, y que añadió atractivo visual al enorme nivel expresivo de la música. En la cesta de lo negativo podemos referirnos al sonido, tarea a buen seguro compleja de abordar en un recinto de estas características con un grupo tan dependiente de la electricidad como éste. Teclados y bajo sonaban con mucha compresión y poca definición. No en vano Brüninghaus arrancó sus mayores aplausos al cambiar su sintetizador por el piano de cola.

    Si el pasado viernes Charlie Haden y su Quartet West buscaban la belleza mediante la sutileza de lo simple y un sonido puramente acústico, Garbarek y sus muchachos se centraron en grandiosos desarrollos y un concepto tímbrico más asociado a la tecnología. Cabe destacar lo fresco del sonido de ambas bandas, con al menos dos décadas de trabajo a sus espaldas. No olvidemos que a Jan Garbarek se debe una gran parte de la tarta del jazz europeo contemporáneo, en ascenso hoy en día. Un fenómeno del crossover cultural, embajador de su tierra por boca del jazz, Garbarek es un claro ejemplo de lo que el crítico británico Stuart Nicholson define como "glocalización". Un noruego, un alemán, un brasileño afincado en Portugal y un francés tocando jazz con raíces étnicas y ritmos rockeros en el Teatro Real de Madrid. Parece un chiste, pero por fortuna se trata de algo muy, muy serio.

    © 2007