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ATOMIC
Granada

  • Fecha: 16 de julio de 2007.
  • Lugar: Parque El Majuelo. Almuñécar (Granada).
  • Componentes:
    Magnus Broo: trompeta.
    Fredrik Ljungkvist: saxofón y clarinete.
    Havard Wiik: piano.
    Ingebrigt Haker Flaten: contrabajo.
    Paal Nilssen-Love: batería.
  • Comentario:La organización del Festival de Jazz en La Costa, especialmente la Oficina Técnica de los Festivales de Jazz de Granada (www.jazzgranada.net), asumía con la programación de Atomic en la XX edición del festival el reto de ofrecer en la programación uno de esos “grupos difíciles” de encuadrar en un cartel en el que tradicionalmente se han ofrecido propuestas variopintas, que van desde el flamenco-jazz hasta el blues, pasando por muchas otras etiquetas perfectamente reconocibles para el aficionado fiel a la cita sexitana. Sin embargo, Atomic es otra historia, una historia en absoluto comercial, cuyas estructuras musicales ahondan sus cimientos en un free-jazz arrollador, que mama de las propuestas más actuales de la vanguardia de Chicago, e interactua con el líder de esta estética, Ken Vandermark, pero mantiene ese aire escandinavo que les permite distinguirse de proyectos de Vandermark tales como V5, Bridge 61 o Powehouse Sound, por citar algunos de los más recientes.

    Atomic

    Atomic ha conseguido −y así lo atestiguan sus discos Feet Music (2001), Boom Boom (2003), el magnífico triple directo The Bikini Tapes (2005), o su más reciente propuesta, la que nos presentaban en Almuñécar, Happy New Ears!! (2006)− sonar de forma cada vez más independiente, enfocando su sonido hacia una tradición nórdica, por cerebral unas veces, por sus alusiones eminentemente folclóricas otras (algunos críticos afirman que Atomic cada vez suenan más al desaparecido compositor finlandés Edvard Vesala), y especialmente por la presencia melódica de Havard Wiik en el piano. Wiik, por cierto, dio un espectáculo formidable, no menos que el resto de sus compañeros, pero sí constituyó una grata sorpresa, una lúcida sonrisa que, en su devenir por la libertad musical del resto de la banda, envolvía el conjunto y le daba una compactación que de otra forma hubiera desembocado inevitablemente en una sesión de libre improvisación.
     
    Hacía mucho tiempo que el aforo del parque El Majuelo no se veía tan mermado, y es que las circunstancias del concierto hicieron que la escasez de público fuera la nota dominante. Al hecho de que Atomic no sean muy conocidos (todavía) en la piel de toro, hay que unir que el concierto se celebraba un lunes y que, para más INRI, coincidía con las fiestas patronales de la Virgen del Carmen, patrona de los pescadores, lo cual, aunque a primera vista pueda resultar anecdótico, en absoluto lo fue, como veremos un poco más adelante. Sin embargo, el público presente permaneció en sus butacas sin provocar la temida estampida ante los chillidos y los estridentes solos de los vientos de Magnus Broo y de Fredrik Ljungkvist, o entre los imposibles ritmos de un Paal Nilssen-Love en estado de gracia, así como de esa bestia nórdica que es Ingebrigt Haker Flaten al contrabajo.

    Atomic

    El ya mencionado Havard Wiik es el quinto implicado en la fiesta de post-free furioso que los escandinavos se montaron sobre el escenario. Broo y Ljungkvist alternaban improvisaciones a modo de conversaciones abstractas, sacando sonidos imposibles de sus instrumentos, mientras Haker Flaten, Nilssen-Love y Wiik elucubraban ritmos frenéticos que parecían verdaderas eyaculaciones de sonido, unas veces construidos, otras absolutamente destrozados adrede, con una fiereza que impedía perderse ni un ápice de lo que se estaba cociendo en el escenario. La fuerza que desprende Nilssen-Love en la batería es descomunal, siempre parece que le va a faltar o a sobrar algo, siempre hace lo que tiene que hacer y así lo aprecia el aficionado. La cantidad de sonidos que es capaz de fabricar con los platos, los bombos, el charles o la caja es un buen indicativo del dominio de su instrumento, no por cuánto es capaz de sacar de él, sino por dónde incluye cada una de sus artimañas dentro de cada tema.
     
    Haker Flaten estuvo fenomenal durante todo el concierto, pero llegó un momento en el que desarrolló un solo con el arco de los que no se recuerdan, extraño y envolvente tanto como veloz e imposible. Un prodigio de brazo el de Haker Flaten, que poco a poco (y bajo los auspicios de los sonidos atonales y chirriantes del roce en los platos de Nilssen-Love) llevó al resto de los músicos a un frenesí torrencial que nos llevaba a la libre improvisación más furiosa. Antes de todo esto, justo en medio de una improvisación de Magnus Broo, comenzaron a vislumbrarse frente al escenario los fuegos artificiales que celebraban las fiestas de la Virgen del Carmen, y el sonido de los fuegos artificiales y el chirriar de las gaviotas en bandada, huyendo hacia zonas menos azotadas por el ruido, fueron bienvenidas por los nórdicos, que rápidamente incluyeron en su discurso musical esos sonidos, emulándolos unas veces, esperándolos para establecer diálogos con ellos otras, todo entre sonrisas de sorpresa y complicidad con un público sorprendido por la capacidad de reacción de los músicos y por la facilidad con la que se hacían eco de los sonidos para darles un sentido que, en abstracto, hubiese quedado encasillado bajo el concepto de ruido.

    Texto © 2007  Diego Ortega Alonso
    Fotos © 2007 Juan Jesús García