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HORACIO FUMERO TRIO / KURT ELLING QUARTET
III Festival de Jazz de El Puerto de Santa María, "Bahía Jazz Festival"

  • Fecha: 19 al 21 de julio de 2007.
  • Lugar: Bodega de Mora de Osborne (El Puerto de Santa María, Cádiz).
  • Programación:
    Jueves 19 de julio: Horacio Fumero Trío (Recordando a Tete Montoliú).
    Sábado 21 de julio: Kurt Elling Quartet.
  • Formaciones:

    HORACIO FUMERO TRÍO
    Horacio Fumero: contrabajo.
    Albert Bover: piano.
    David Xirgu: batería.

    KURT ELLING QUARTET
    Kurt Elling: voz.
    Laurence Hobgood: piano.
    Robert Amster: contrabajo.
    Willie Jones III: batería.

  • Comentario:

    Organizado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, con Eva Ponga en la coordinación, y bajo el patrocinio de Ron "Santa Teresa" (Grupo Osborne), se desarrolló en la ciudad gaditana de El Puerto de Santa María el III Bahía Jazz Festival.

    HORACIO FUMERO TRIO


    © 2007 Sebastián Íñigo
    El festival arrancó el jueves 19 con la intervención del contrabajista Horacio Fumero en formación de trío, con Albert Bover al piano y David Xirgu a la batería. La noche prometía y no defraudó. Quizá el sonido del piano sonó un poco escaso de volumen, puede que fuese incluso por su ubicación en el escenario, pero ninguna objeción más. Se iba a escuchar jazz en su más pura esencia y eso fue lo que sonó.

    El que fuera uno de los últimos acompañantes de Tete Montoliu centró su intervención en un homenaje a la figura del insigne pianista. Durante aproximadamente hora y media de concierto, el trío de Horacio Fumero realizó un recorrido por algunas de las composiciones de Tete Montoliu, por algunas de las piezas que más fueron del agrado del artista dentro del estilo bop, así como por algunos de los músicos que más influyeron en él: Thelonious Monk, Bill Evans y Miles Davis, entre otros. De esta forma, y en el silencio de la noche portuense, sólo alterado en una ocasión por el estruendo de dos cazas que nos sobrevolaron camino de la base de Rota, se pudo escuchar dos composiciones de Tete Montoliu: "Don't smoke anymore please", tema con el que comenzó el concierto, y "Jo vull que m'acariciis", pieza interpretada a contrabajo solo por Horacio Fumero, tal como hiciera en su álbum Desde Barcelona, en un claro homenaje desde la intimidad a su amigo y compañero Tete. Además, el trío también interpretó el tema "Carancho", de Horacio Fumero, del álbum "Contrabajeando", pasando después al "In Walked Bud" de Monk. Pieza ésta, por cierto, que Horacio Fumero interpretó junto a Tete Montoliu en una actuación que junto a Peer Wyboris realizaron en la Nova Jazz Cava en marzo del 97, a escasos meses de la muerte del pianista, actuación que se recogió y posteriormente se publicó en el álbum "Per sempre Tete". La actuación se cerró, después de pasar por Miles y Evans, y al filo de la medía noche, de la mejor manera que inspiraba el momento: con el célebre "'Round Midnight" de Thelonious Monk.

    El publicó congregado en torno al trío del músico de Santa Fé estuvo muy atento a la actuación, arrancando en multitud de ocasiones en merecidos aplausos, sobre todo tras los magníficos solos de David Xirgu y Albert Bover, llevados de la mano de la inspiración de un especialista en repartir juego y disfrutar y hacer disfrutar de la música improvisada, lo cual propició dos cosas: por un lado, la creación de una notable simbiosis público-músicos; por el otro, que los tres músicos, agradecidos por la acogida y los aplausos interminables que recibieron tras la despedida, interpretaran dos piezas de regalo que dejaron un buen sabor de boca a los asistentes al Puerto de Santa María desde diversos puntos de España.

    KURT ELLING


    © 2007 Ignacio Estrade
    El único inconveniente que presenta el festival portuense, la falta de plazas de aparcamiento que sufre El Puerto de Santa María en verano, especialmente en fin de semana, y los consiguientes atascos, la actuación de Kurt Elling se retrasó media hora sobre el horario previsto puesto que aún quedaban asientos libres. No obstante, a las once de la noche comenzó el concierto y el lleno era absoluto.

    Si el festival arrancó el día 19 con el "Don't smoke anymore please" de Tete Montoliu, su clausura se iniciaba con la petición de Kurt Elling, puesta en conocimiento del público a través de la megafonía, del deseo expreso del cantante de que no se fumase en el marco del patio de la Bodega de Mora, al aire libre. Horacio Fumero lo insinuó y el de Chicago lo prohibió sin ambages. Con agrado o sin él, el público fumador lo acató, y los poquísimos pitillos encendidos fueron desapareciendo antes de que Kurt Elling subiese al escenario.

    La actuación del cantante, escritor, y estudioso de la filosofía se inició con la interpretación de un tema tocado sólo por los músicos que esa noche le acompañaban, que dejaron suspendidas en el aire notas musicales que respondieron por si solas a la pregunta de por qué estos músicos están acompañando a uno de los mejores y más importantes intérpretes de vocalese, sucesor de cantantes de la talla de John Hendricks. Después de ese tema, y comenzando los acordes de "My Foolish Heart", Kurt Elling apareció en el escenario elegantemente vestido y con el pelo engominado, cual estrella de cine, pero dispuesto a fijarnos –como su gomina– en nuestros asientos con su poderosa voz, educada desde los tiempos en que él cantaba en el coro de la iglesia y perfeccionada posteriormente con estudios de compositores clásicos como Bach.

    Su actuación fue un recorrido por su último álbum, Nightmoves, trabajo discográfico que ha publicado en su nueva compañía discográfica, Concord Records. Por tanto, su actuación fue un paseo melódico por temas de Betty Carter ("Tight"), de Antonio Carlos Jobim ("Luiza"), del recuperado Michael Franks ("Nightmoves"), de Duke Ellington ("I Like The Sunrise"), y por piezas en cuya composición ha intervenido el propio cantante: "The Waking" y "And We Will Fly ", entre otras.

    A excepción de un pequeño gallo que se le escapó en una de las canciones, la modulación de la voz de Kurt Elling fue perfecta, con un dominio absoluto de los tonos, lo que propició que la actuación estuviese en la línea de lo que se esperaba: buena voz, buenos músicos, buena música. Además, hay que reconocer que la expectación por ver actuar a Kurt Elling venía alimentada por la crítica especializada, la cual ha elogiado el último trabajo discográfico del cantante hasta el punto de considerarlo como el mejor de los discos publicados por Kurt Elling hasta ahora. Y en él, evidentemente, tienen un importante papel la seguridad que ofrece con su sonoridad y con sus arreglos el pianista Laurence Hobgood, la elegancia estilística del contrabajista Robert Amster y el virtuosismo del batería Willie Jones III, las mismas formas que exhibieron en este concierto. Desde luego, y después de escuchar nuevamente los álbumes de Kurt Elling, coincido plenamente con esa apreciación. No obstante, el disco es una cosa y el directo es otra: por un lado, la extensa duración de los solos –que hay que decir que fueron magníficos y llenos de energía y sensibilidad– quizás dilataron en demasía las canciones, perdiéndose por momentos el hilo conductor de las mismas; por el otro, después de escuchar el disco, no son pocos los que se quedan con este más que con el directo, puesto que si se trataba de presentar un nuevo álbum, allí faltaron sobre el escenario una sección de cuerda y otra de viento, auque fuese mínima, tal como aparece en el disco. Estas serían las dos únicas objeciones musicales al concierto. Hay una tercera, pero ésta corresponde a una cuestión estética del concierto, por decirlo de alguna manera, como fue la desafortunada posición del cantante sobre el escenario en los solos de sus músicos: cuando éstos empezaban a interpretar sus solos, Kurt Elling se retiraba a un extremo del escenario o bien se volvía de cara al público como quien busca a alguien determinado entre tanta gente, lo cual distrajo la atención de parte de la concurrencia, más centrada en ocasiones a observar al cantante en sus poses que en atender a lo que estaban haciendo los músicos. A más de uno se le debió pasar por la imaginación el ofrecerle un taburete y aconsejarle que permaneciese sentado al lado del piano.

    En todo caso, estuvimos ante uno de los grandes del vocalese, ante una de las figuras más representativas del jazz vocal actual, y, sobre todo, la de un músico que cada día va a más, como se constata en su último trabajo.

    BAHÍA JAZZ FESTIVAL

    En otro orden de cosas, con un publico tan ávido de buen jazz como el que acudió esas noches al Festival Bahía Jazz de El Puerto de Santa María, llegados desde diversos puntos de España, y si los programadores siguen en la línea marcada desde hace tres años de ofrecer grandes conciertos con músicos relevantes como hasta ahora, la consolidación del Festival Bahía Jazz como uno de los festivales punteros del verano sureño y, por extensión, del resto de España, es sólo cuestión de tiempo. Tienen todo a favor para que así sea, y por ahora lo están consiguiendo.

    © 2007 Sebastián Íñigo