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KURT ELLING
Complujazz '07

  • Fecha: viernes 13 de julio de 2007.
  • Hora: 23:40.
  • Lugar: Jardín Botánico de la Ciudad Universitaria, Madrid.
  • Componentes:
    Kurt Elling: voz.
    Laurence Hobgood: piano.
    Robert Amster: contrabajo.
    Willie Jones III: batería.

  • Comentario:

    No resulta fácil, ni mucho menos hoy día, encontrarnos con cantantes puros dedicados al jazz, y más difícil aún si estos son masculinos. Por tanto, encontrarnos con Kurt Elling, casi podríamos considerarlo una excepción –¡o quien sabe si un milagro!– que confirmara la regla. Elling es un cantante de una pieza, que no recuerda a nadie en especial –quizás en algún pasaje a Frank Sinatra– lo que le confiere un valor añadido de carácter y personalidad propios, tan escasos hoy día.

    Su salida a escena le convierte en todo un dandy, que pronto comienza a demostrar sus dotes artísticas y vocales. Modula con facilidad y sus sostenidos, apreciables y destacados, no dejan indiferente a nadie, lo que provoca los primeros aplausos de la velada.

    "Hemos venido de muy lejos para pasarlo bien", eran sus palabras a papel leído en castellano, como queriendo ganarse al público y a la vez regalarle su afectuoso sentimiento.

    Y la verdad es que lo consiguió, al menos, a tenor de lo visto a lo largo del concierto,
    que desarrolló con naturalidad y dejando total libertad para que sus músicos fueran parte importante y no unos meros comparsas.

    Cuando Kurt no canta arenga a sus músicos con palabras de ánimo mientras éstos realizan solos, como en el caso de su contrabajista Robert Amster, o de su batería Willie Jones III, que tuvo su momento feliz cuando se quedó solo haciendo volar sus baquetas al aire, a velocidad de vértigo y con precisión matemática, sobre parches y platillos.


    Pero quien verdaderamente parece desempeñar un papel importante es su pianista Laurence Hobgood, no solo por sus arreglos, sino por su forma de tocar, utilizando arpegios que libera en armonías y melodías que desembocan en escalas que decrecen para dar paso a la voz y en solos tan intensos como generosos.

    Y la voz, una vez más, Elling, que canta como quien cuenta, como quien narra historias descriptivas, voz seca, grave, pero no profunda, que modula desnuda, que sube y baja, o que tiene el recurso del silbido y, que encuentra su momento en "Luiza" de Antonio Carlos Jobim. Y se hace lírica y romántica, de sentimiento profunda, que roza el dolor apasionado del amor, en un matrimonio de precisión entre los dos instrumentos, piano y voz, Kurt y Hobgood, rompiendo "el llanto" de aplausos multitudinarios.

    Y en la despedida otra vez la partitura, pero no para leer música, sino palabras en castellano, que hablan de "tomarnos la penúltima"; después de habernos deleitado con un intenso y largo ¡pero tan breve! Scat (improvisación vocal) que sólo podía llevarnos a un bis por aclamación popular, que redondeaba una noche de gloria, que rememoraba tiempos pasados que parecían perdidos para no volver.

    © 2007