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JOACHIM KÜHN
XXIV Festival de Jazz de Madrid. "Jazz con sabor a club"

  • Fecha: 20 de noviembre de 2007.
  • Lugar: Sala Clamores (Madrid).
  • Componentes:
    Joachim Kühn: piano y saxofón alto.
  • Comentario:
     
    Joachim Kühn
     
    Mes de celebraciones en la Sala Clamores. Vigésimo quinto cumpleaños y una programación con nombres como los de Robert Glasper, Chucho Valdés, Jerry González, Stanley Jordan y Joachim Kühn, un hombre que volvió a confirmar con su actuación que es dueño de un espacio privilegiado en la escena jazzística europea.
     
    El concierto guardó una gran similitud con el que el alemán ofreció hace casi un año en la Fundación March, aunque sería injusto hablar de una repetición. Por más que Kühn nos pasee por las mismas estancias, sus dotes de improvisador siempre nos abren nuevas ventanas.
     
    El músico de Leipzig está viviendo una etapa de extraordinaria madurez en la que incorpora como nunca rasgos de esa formación clásica que siempre le ha distinguido. Sus interpretaciones pasionales, a veces al borde del éxtasis, tienen en directo la pegada de un peso pesado.

    Joachim Kühn

    Con la sabiduría que le caracteriza, el pianista fue tomándose su tiempo para llevar la noche a su terreno. El primer set, con pasajes de gran belleza que transitaban de lo intimista a lo expansivo, de lo vaporoso a lo dramático, fue apenas el aperitivo de lo que llegaría tras el descanso.
     
    “Come as it goes” marcó el inicio de la segunda parte, con ese curioso fragmento central en el que las emisiones del saxofón alto dentro de la caja del piano provocaron un inquietante rumor que deja siempre hipnotizado al auditorio.
     
    Luego, Joachim dijo que le parecía bien tocar no sólo composiciones propias, y atacó, en su vuelta a las ochenta y ocho teclas, con una versión de “Body and soul” tan personal que parecía de su autoría. De una atmósfera densa y oscura, de pronto emergía la famosa melodía de un modo cristalino, Kühn en estado puro. Y qué decir de la espléndida versión de “Mar y sal” con la que cerró su actuación, tensando el tema con un romanticismo demoledor.
     
    Joachim Kühn
     

    Los insistentes aplausos le devolvieron al escenario para dejar una propina que, por sí sola, hubiese alcanzado para justificar con creces el precio de la entrada. Sus improvisaciones sobre la Chacona de la Partita para violín nº 2 en re menor de Bach mutaban del lamento conmovedor al soplo luminoso con un ímpetu que arrastraba todo a su paso. Brahms, refiriéndose a esta composición, declaró “Si yo pudiese imaginarme a mí mismo escribiendo, o incluso concibiendo tal obra, estoy seguro de que la excitación extrema y la tensión emocional me volverían loco”. Al ver a Kühn en acción, sudando como un poseso sobre el teclado, qué duda cabe de que algo de locura habita en él cada vez que la interpreta. Y en nosotros, cuando le escuchamos. 
     
    Difícil imaginar para los veinticinco años de Clamores un regalo más emotivo, un concierto más profundo.

    Texto © 2007  Sergio Zeni
    Fotos © 2007 Pablo Neustadt