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RICHARD GALLIANO & TANGARIA QUARTET
XIII Ciclo de Jazz Fundación Barrié

  • Fecha: 12 de abril de 2008.
  • Lugar: Palacio de la Ópera (La Coruña).
  • Componentes:
    Richard Galliano: acordeón
    Sebastián Surel: violín
    Philippe Aerts: contrabajo
    Rafael Mejías: percusión
  • Comentario:
    El acordeonista francés Richard Galliano es sin duda uno de esos pocos improvisadores que construyen frases sin mácula, combinando gusto, técnica y poesía de forma magistral. En su discurso brilla una métrica exquisita, una retórica que bebe de la era dorada del bop pero que mitiga los excesos de ésta con la pulcritud y la contención de un sabio que, como tal, hace tiempo que aprendió a olvidarse de su ombligo. Y además, para suerte de la música y del oyente, su caudal imaginario se cobija en el corazón, en ese corazón colectivo que mueve el envés del mundo. De ahí su querencia por todas esas músicas populares y universales que componen el corpus de su repertorio y el territorio por el que ha decidido viajar para desarrollar su ingente capacidad como improvisador. Una parte de ese bagaje sentimental y folclórico pudo escucharse en su segundo concierto herculino, para el que se hizo acompañar por una formación muy bien engarzada y ducha, al igual que el acordeonista, en apelar al pathos. En la dulzura de ese viaje popular y familiar para el público sorprendieron, como paradoja, dos obras de compatriotas suyos. Nos referimos a “Ma Mère L’Oye” de Ravel y “Gnossienne nº 1” de Satie, dos bellas y enigmáticas perlas del período impresionista cuyo carácter estuvo bien preservado en los arreglos y en la lectura jazzística. También dejó constancia el de Cannes de su afinidad con el folclore nordestino brasileño al interpretar su “Sertao”, que sirvió como velado homenaje a grandes acordeonistas como Sivuca o Dominghinhos y a la composición “Asa Branca” de Luiz Gonzaga. Como ejemplo de especial inspiración y delicadeza, el espectáculo se redondeó con tres magníficas intervenciones a dúo que resaltaron la labor impecable de los acompañantes y la destreza del líder con la armónica. Hasta el sonido del Palacio de la Ópera se portó con el poeta…

    © 2008  Quinito L. Mourelle