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PATRICIA BARBER QUARTET
365 Jazz Bilbao

  • Fecha: 6 de noviembre de 2008.
  • Lugar: Paraninfo de la universidad de Deusto (Bilbao, Vizcaya).
  • Componentes:
    Patricia Barber: piano y voz
    Neal Alger: guitarra eléctrica.
    Michael Arnopol: contrabajo.
    Eric Montzka: batería.
    Comentario:

    Qué vergüenza. Reconozco que no asistí al concierto de Patricia Barber en el festival 365 Jazz Bilbao esperando ver una actuación fantástica pero, ¿eso?, ¿qué clase de broma es esta?

    Presentando su nuevo disco, The Cole Porter Mix, Patricia Barber tocó un par de originales, un Monk, un Jobim y algunas versiones poco agraciadas del gran Cole Porter, consiguiendo la difícil tarea de hacer que todas sonasen igual: lánguidas, vacías e inertes.

    Como cantante, Barber no tiene mucho que ofrecer. Su voz, pretendidamente melancólica y con arrastrada dejadez, es en realidad una farsa que intenta disimular sus evidentes carencias. Intentando disfrazar su tendencia a alejarse del micro en las notas altas para no ponerse en evidencia, la Barber se dejaba llevar por un histrionismo ridículo que formaba parte de esa imagen de “malditismo” pijo y artificial que vende. No me malinterpreten, un cantante limitado puede dar muchísimo si tiene personalidad o si ofrece una interpretación emocionante. Pero en este  caso, solo había un papel muy mal interpretado; una imagen que vender, distorsionada, barata y falsa.

    Como pianista, Barber me confundió durante unos instantes. Su estilo “raro” y su fraseo anárquico resulta ocurrente al principio, pero enseguida se vuelve predecible y sistemático. Tampoco es que la pianista toque mucho tiempo; unas intros por aquí, unos escuetos solos por allá y antes de que uno se dé cuenta, deja a su banda tocar mientras ella permanece haciéndose la interesante entre decenas de gestos y estrambóticas contorsiones. La pena es que, por mucho que se esfuerce, sobre el escenario no ocurre nada interesante.

    Su banda es competente (pero no particularmente interesante), y cumple su cometido con profesionalidad. El batería Eric Montzka tuvo algunos momentos protagonistas, y el guitarrista Neal Alger disfrutó de mucho espacio para sus solos pero, aparte de algunos giros efectistas en el primero (cosa normal en giras largas en las que uno toca el mismo show noche tras noche), y de algún detalle bonito por parte del segundo (y ser el primer guitarrista de jazz al que veo meter un pasaje con tapping en un contexto clásico), la cosa no mejoró.

    Creo que ya me he explicado con claridad. Patricia Barber demostró en directo que las multinacionales de la industria discográfica siguen haciendo daño al jazz, vendiendo humo y creando personajes agradables para el gran público que, cuando están sobre un escenario se derrumban y muestran su verdadera cara.

    Quizá fue una mala noche y Patricia Barber tiene mucho que ofrecer en otras circunstancias, pero lo que se pudo ver en Bilbao fue una pianista y cantante que ni toca, ni canta. Y lo único que quedó fue el tiempo perdido, la sensación de impotencia al pensar en músicos de verdad para los que es imposible acceder a una “carrera” como la de la Barber y un buen puñado de indignación.


    Texto © 2008  Yahvé M. de la Cavada