THE FRINGE
Bogui en el exilio

  • Fecha: 24 de julio de 2009.
  • Lugar: Sala Clamores (Madrid).
  • Componentes:
    George Garzone: saxo tenor
    John Lockwood: contrabajo
    Bob Gullotti: batería
  • Comentario:
     
     

    A estas alturas de la película se hace difícil la sorpresa ante un trío de tantos quilates como el que visitó la sala Clamores en un nuevo concierto auspiciado por Dick Angstadt, al que nunca dejaremos de agradecer su empeño por mantener encendida la llama del añorado y esperado Bogui Jazz. Su lucidez a la hora de programar se volvió a poner de manifiesto con este trío de Boston, en plena gira mundial, y al que Dick consiguió robar un hueco para disfrute de los aficionados madrileños - pocos en verano, ya se sabe -, pero no por ello exentos de exigencia cuando se trata de disfrutar de un jazz de primer nivel.

    The Fringe es un grupo de múltiples aristas, no tiene un patrón definido y sus conciertos suelen ser imprevisibles. La base del trío se estructura en torno a un entramado de ejercicios de improvisación. Si hubiera que buscar algo semejante en la historia del jazz se encontraría en la vena más free de John Coltrane, al que constantemente rinden tributo estos tres maestros.

    El concierto supuso una auténtica lección de jazz improvisado. No hay interrupción en los temas, las notas surgen y se encadenan de tal manera que cuando menos se espera trasladan al oyente hacia cumbres inexploradas.

    Durante cerca de dos horas el trío ofreció una experiencia única de música energética, expresiva y muy intensa. En cada uno de los solos de George Garzone nunca se tiene la sensación de poder adivinar en qué momento terminarán. Derrocha imaginación por los cuatro costados. Ya se trate con una balada o con aportaciones más enérgicas, Garzone siempre pone los pelos de punta. Pero Garzone no se queda solo en sus gestas, ya que tiene la réplica perfecta en los otros dos componentes. John Lockwood es un contrabajista espectacular. Es capaz de alcanzar las más altas cotas improvisando y creando los ambientes apropiados para sus dos compañeros. Músico sobrio donde los haya, su manejo de las cuerdas produce una tensión que se palpa en el ambiente. En cuanto a Bob Gullotti, su maestría es capaz de incrementar los niveles de adrenalina al más exigente. Sus recursos tanto con las baquetas como con las escobillas se introducen por territorios inexplorados con un incrementado nivel de exigencia.

    Cada instante del concierto es distinto. Por momentos se vislumbran determinados guiños y ecos de Coltrane, y en otros retazos de algún standard, pero siempre se impone un juego de contrastes, ambientes sonoros y discursos acentuados por bellos chispazos de creatividad.

    The Fringe ofrece jazz en estado puro, siempre abriendo vías de investigación, en las que cada músico expone su discurso, dialoga con el otro y como resultado surge una simbiosis perfecta. Su actuación fue como un lienzo en blanco que poco a poco va tomando forma y en el que cada uno va aportando sus pinceladas, su toque personal, hasta crear un cuadro perfecto lleno de vida y de música, que es capaz de traspasar y llegar hasta lo más profundo. Garzone, Lockwood y Gullotti son tres superdotados. Sus actuaciones son lecciones magistrales en las constantemente se aprende algo nuevo. Entre otras cosas que no basta con  tener una técnica extraordinaria para contagiar. Tiene que haber además una perfecta empatía entre los músicos, como la que había en los mejores grupos de Coltrane. The Fringe recoge ese espíritu y esa magia para bien de la historia del jazz. Para ello hay que implicarse en la experiencia sin prejuicios, dispuesto a embarcarse en una aventura que transita por confines donde la luz y la oscuridad se entrecruzan en un camino sinuoso y sobre todo lleno de libertad.


    Texto © 2009 Carlos Lara
    Fotos © 2009 Sergio Cabanillas