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FRED FRITH & PAOLO ANGELI + SECRET CHIEFS 3
Temporada Arco y Flecha 2008-2009

  • Fecha: 1 de julio de 2009.
  • Lugar: Centre Artesà Tradicionarius (Barcelona).
  • Componentes:
    FRED FRITH & PAOLO ANGELI
    Fred Frith: guitarra, efectos
    Paolo Angeli: guitarra sarda modificada, efectos

    SECRET CHIEFS 3
    Trey Spruance: guitarra eléctrica, guitarra barítono
    Timb Harris: violín, guitarra eléctrica, trompeta
    Jai Young Kim: teclados, Fender Rhodes, guitarra rítmica
    Shazad Ismaily: bajo, percusión
    Ches Smith: batería, percusión
    Invitado especial:
    Fred Frith: guitarra eléctrica

  • Comentario:

    La presente temporada de Arco y Flecha en Barcelona, que se ha cerrado con algunas noches memorables, no podía haber tenido mejor colofón que este concierto hors-série en todos los aspectos, pues además de extraordinario no estaba inicialmente programado. De alguna manera, los artistas que componían la velada vendrían a resumir el ideario de la promotora barcelonesa: de un lado, una improvisación a cargo de dos nombres de relieve, Fred Frith y Paolo Angeli; del otro, una banda de rock indescriptible y aventurado, de esas que no parecen contar ni siquiera para los medios especializados de rock, pero cuya originalidad y seriedad para sí querrían muchas bandas actuales que lo único que ofrecen de nuevo es su vestuario: los Secret Chiefs 3, que además, ya habían estado el pasado septiembre casi inaugurando la presente temporada.

    La sesión que abrió la noche me pareció interesante por varios aspectos. En primer lugar, por ver juntos a dos guitarristas fascinantes, cada uno a su manera. No era la primera vez que tocaban juntos, y la otra noche pudo apreciarse que además de conocerse se tienen admiración el uno al otro. El set consistió en una improvisación de unos tres cuartos de hora, con secciones más o menos calmadas seguidas por crescendos no muy largos, que aunque se asemejaban bastante entre ellos, guardaban pequeñas diferencias entre sí que los hacían variar algo. Especialmente era Frith quien proponía esos cambios o variaciones. En conjunto me pareció, o me sugirió, un concierto con mucho aroma de los 70, por varios motivos. En primer lugar la ausencia de momentos desaforados, y por el contrario, la intención que parecía intuirse en ambos músicos de hacer lo que estaban haciendo más con la idea de buscar una sonoridad general en cada bloque que de encontrar el camino hacia una “música pura”. La similitud de esos crescendos, con una rítmica tribal apuntada sobre todo por Angeli con golpes rítmicos del arco sobre los distintos encordados de su alucinante guitarra sarda, podía hacer pensar, por ejemplo, en ciertas jams de grupos alemanes de los primeros 70, con esas rítmicas obsesivas avanzando hasta alcanzar pequeñas catarsis. Aquí, eso sí, todo más breve, más sintetizado. O, por ejemplo, en algunos desfases de sonidos abstractos, y en concreto en uno que me hizo pensar en los pasajes más dadaístas de Henry Cow, por poner otro caso. O, también, en esas partes más taimadas, más suaves, hasta más mediterráneas, que fueron las que más me gustaron. Momentos de aterrizaje que bien podrían colorear algún film de aquella década (More, se me ocurre). Además, también fue en esos momentos donde cada uno de ellos, con su sonido tan distinto y particular, extrajo de sus respectivas guitarras los mejores momentos. Frith con sus pedales y compresiones que traían a la memoria a él mismo hace años, o a Fripp; pero también supo flirtear con conatos de melodías lisérgicas; o extraer timbres preciosos, como si la naturaleza del sonido viniera determinada únicamente por ellos. Y Angeli, con su, vuelvo a repetirlo, alucinante guitarra, al que no se sabe exactamente qué papel asignarle, pero es el casco de barco definitivo. Armario enorme y viejo clavicémbalo. Si Frith cosió y bordó colores e interpretaciones, Angeli fue la ballesta y tela que los contenía.

    Otro de los aspectos a destacar, interesante para aquellos que siguen o conocen a Frith desde hace años, fue el papel que asumió. Esa convicción que parece tener de que lo realmente importante es el resultado global, no las individualidades. Frith dejó que Angeli manejara la nave y él se puso a su lado, y con su experiencia le recomendó cosas, le sugirió algunos rumbos, y le señaló algunos cuerpos celestes. Una ausencia de egoísmo total por parte del viejo Frith.

    Lo de repetir con los Chiefs dentro de una misma temporada podía parecer un absurdo bajo cualquier otra circunstancia, pero tratándose de Arco y Flecha y de los Chiefs resultó no serlo. De hecho, Sergio Merino ya había querido traer en su momento a Mr. Bungle, y hace unos años a los mismos Chiefs, pero, por razones distintas, todo aquello no cuajo, aunque de ahí sin duda surgió esa voluntad de volver a programarlos dentro de la misma temporada. Además, por parte de los Chiefs el asunto también tenía una buena justificación. Si en septiembre anduvieron por aquí con una formación en sexteto, la segunda que suele usar Trey Spruance para las giras, esta vez se iban a presentar con la de lujo, el quinteto en el que además de él, Harris y Kim (que repetían), se añadían Shazad Ismaily y Ches Smith, o sea, los dos que Marc Ribot se pilló para montar su Ceramic Dog. Por lo tanto, el repertorio y la forma variaron entre ambos conciertos. Si el de septiembre estuvo planteado de un modo más convencional en forma de repaso a temas estelares de su discografía, la actual gira europea se proponía en forma de conciertos divididos en distintas secciones: una dedicada al surf rock, otra a su interpretación de las raíces musicales de Oriente Próximo, y una última con standards del grupo. Pero aquí volvió a haber una extraordinaria peculiaridad: aprovechando que Frith tocaba antes, se propuso cambiar una de las secciones por otra en la que interpretarían los temas de Xaphan, el disco de los Chiefs de la serie de Zorn Masada: Book of Angels 2 (y para lo cual se necesitaba una segunda guitarra, de ahí la presencia de Frith y el doblete que hizo). Es decir, en este sentido, la disposición del concierto de Barcelona fue única también respecto del resto de la gira actual.

    Abrieron con el bloque titulado “Ur Surf Music”, y lo hicieron ataviados con traje, gafas de sol y hasta haciendo posturas. ¿Alguna objeción a tocar así un buen set de surf? Como género débil y con una capacidad aglutinadora importante, el surf rock casa perfectamente con el temperamento de un personaje como Spruance. Si en el género había ya en los 60 tanto una cierta inclinación hacia el western y el country, como una destilación del rock and roll original, pero servidos con hielo escarchado, naturalmente; y hacia una cierta exótica, vía Hollywood, que los solistas del género trabajaban con imaginativa fruición; Spruance se cuela por entre esas rendijas para, en el fondo seguir bastante fiel a la fórmula. En realidad, respecto al surf la propuesta de Secret Chiefs 3 no es nada rompedora ni original, sino de aportación. Siguen añadiendo esa influencia cinematográfica, de serie B y hasta de tebeo (la trompeta de Book T: Exodus más que imaginarla en una película la veo puesta como corcheas en los bocadillos de un cómic del teniente Blueberry), y cosas que personalmente adoran, ya sea Morricone, ya sean los Goblins o ese magnífico tema de Halloween de John Carpenter que, como hicieran en el concierto de septiembre, tocaron sin escrúpulos (habría que proponerles que para este tema salieran al escenario con el mono azul de Michael Myers, sería un puntazo).

    Tras pasar por los camerinos para desprenderse de trajes y gafas, Secret Chiefs 3 volvían al escenario con el invitado especialísimo de la noche, Fred Frith, para interpretar cinco temas de Xaphan: Masada. Book of Angels 2. Tengo que empezar diciendo que ya estoy del Masada, la pulcritud, la cosa camerística, etc., un poco hasta los h∆Ω≈‡‽. Xaphan es uno de los pocos discos de esta segunda –y espero que última– serie de Masada que me interesa de verdad. Quizá sea por ese sonido empastao y rockero, algo que pusieron muy de relieve en el directo. Así que frente al “rococó” de otras interpretaciones de la serie, me gusta el working class appeal que le meten estos tíos: como para sacar hierro al asunto y redirigirlo desde polvorientas colinas hacia lugares más habitados (a ver si pillan la sutil parábola). Pero, dejemos esto y vayamos a lo musical que en esta sección dio pero que mucho de sí. De entrada, la guitarra barítono de Spruance. Preciosa como objeto (negra satinada con el lomo blanco: como para mangársela del camerino y tenerla colgada en la sala de casa) y aún más por el sonido tan bonito que procura, un sonido que en un ejercicio de sinestesia definiría como “color caramelo de ron”. Es la que tocó durante toda la sección, mientras que Frith (que hizo un solo descalabrante en “Shoel”, como el mejor Frith de antaño) se ocupó de la eléctrica. Hay que mencionar el buen trabajo de Spruance ya no sólo como guitarrista (te quedas pasmado viendo con qué facilidad toca esas enrevesadas líneas melódicas, modelándolas como un surfer), sino también como arreglista (“Bezriel”, sencillo arreglo para agenciarse de unas notas que originalmente no son suyas), y como espoleador de la banda (brutal el punch de “Sheburiel”), con la contribución inestimable de Ismaily y Smith (por cierto, Smith, ¡qué batería! Es de rock, sí, pero, buff, es la prueba de que se puede hacer lo que se quiera, que no son los géneros los que limitan el arte sino la gente que los practica, y según como los practique). [Una nota final en esta sección sobre Frith: siguió con su noche exenta de todo egoísmo no sólo aceptando el subir a tocar con ellos con apenas unas horas, sino con la actitud que tuvo, sin salirse del guión pero aportando lo mejor cuando se requirió].

    La tercera y más larga de las secciones estuvo dedicada a su personal visión de la música de Oriente Próximo, a la vez que también integraba algunas de sus pièce de résistance, como “Ship of Fools”, “Renunciation” o “Zulfiqar”. Fue fantástica la interpretación de “Dolorous Stroke”, con esa propulsión surf de nuevo, o la de “Ship of Fools”; en cambio respecto a “Zulfiqar”, excepcionalmente me quedo con la versión que hicieran en septiembre. Esta última parte, que me pareció excelente también, aunque parece que hubo gente que se aburrió (¡?!?!?), venía muy bien para cerrar una serie de cuestiones respecto a qué son y qué hacen Secret Chiefs 3, cómo ligan su salsa, etc. Ahí volvimos a ver que el surf, el middle-eastern y todas las otras cosas “raras” en las que se mete Spruance, así como el rock fuerte, americano, experimental. Todo ello forma parte de un mismo latir, de un panóptico fascinante que, al contrario de lo que se les pide erróneamente, no conduce al caos sino al buen rock, a un buen ejercicio artístico. Secret Chiefs 3 son en el fondo una banda de género, de géneros si prefieren. Tienen esa vertiente artesanal que da el oficio continuado, el trabajo, el haberse enfrentado a problemas distintos y tenerlos que resolver de maneras distintas también. Todo eso les da una sabiduría que se puede apreciar en el cariño con el que tratan pequeñas cosas, como una cabalgada melódica, un cambio, un arreglo, un pequeño castigo. En resumen, creo que se trata de un grupo bastante centrado y, como ya dije en la reseña de su concierto de septiembre, lo que ellos dan debería ser lo normal. Mais...

    Texto: © 2009  Jack Torrance