Vanessa Tagliabue Yorke: Contradanza (Abeat / Discmedi. 2019) [Grabación] 1

Vanessa Tagliabue Yorke: Contradanza (Abeat / Discmedi. 2019) [Grabación]

Por Martí Farré.

Vanessa Tagliabue Yorke: Contradanza (Abeat / Discmedi. 2019) [Grabación] 2Por lo general el jazz y las músicas afines que se facturan fuera de Gran Manzana, es decir, en Europa y América Latina, por poner dos ejemplos, tiene poca o nula incidencia en nuestro país. Siempre hay excepciones, por supuesto, y algunos artistas de países como Francia, Alemania, Argentina o el Reino Unido son tan célebres como determinadas glorias del otro lado del Atlántico, por no hablar del interés que suscitan determinados jazzistas “de culto” en la crítica y la afición más acérrima.

Cuando se habla del jazz italiano se suelen citar, entre otros, los nombres de Paolo Fresu, Enrico Rava, Enrico Pieranunzi y Stefano Bollani, músicos con una larga y fecunda trayectoria internacional. La de Vanessa Tagliabue es una de esas propuestas “locales” que acostumbran a pasar desapercibidas en nuestras latitudes, pese ha haber publicado en 2016 un disco, Contradanza, con claras reminiscencias latinas, al menos en el título. Ese CD que en su día fue saludado por la crítica transalpina sale ahora reeditado por la discográfica catalana Discmedi.

A partir de un estilo asociado al folclor cubano, aunque en realidad se atribuye su origen a una danza tradicional francesa, Tagliabue Yorke firma un disco que en realidad es también un homenaje a Bas Jan Ader, un controvertido performer de origen holandés que en 1975 decidió “perder el control” lanzándose a la brava al Océano con un bote. Murió, según parece, en alta mar. Así, a la deriva —en el mejor de los términos, no me malinterpreten—, es como Tagliabue Yorke compuso la música de un disco a medio camino entre el jazz “de autor” y la canción de autor, con reminiscencias latinas, rockeras, de vanguardia e, incluso, sinfónicas.

Hasta 14 músicos colaboran en una obra en la que suenan instrumentos tan variados como el theremin, el harmonium o el banjo. Música de largo recorrido, de pequeños detalles casi progresivos, con visos de eclecticismo, que intenta evocar el viaje alocado de Bas Jan Ader. Algunas piezas —“In cerca del miracolo”, “The Tespest”, “Niet Chainie-Andy”—, transmiten un aire turbador. Otras, claramente latino —“Io sono la nostalgia”—. Algunas, incluso ofrecen guiños cabareteros —“Ocean Wave”, en castellano— o al dixieland —“Sea Santies”—, o al rock setentero —“Frank”—, siempre con una cierta pátina de heterodoxia.

Con Contradanza, Vanessa Tagliabue Yorke, una cantante que en su país se ha prodigado en otros estilos, nos ofrece un singular mosaico que algunos juzgarán como más próximo a la canción de autor y otros a la heterodoxia jazzística. En cualquier caso, Contradanza supone una oportunidad para descubrir una pizca del talento que se esconde en la escena europeas de las llamadas “músicas creativas”.

Texto: © Martí Farré, 2019

Vanessa Tagliabue Yorke: Contradanza
Publicado en España por Abeat / Discmedi, 2019

 

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