Paolo Conte. Recuerdos en blanco y negro. Por Jesús Gonzalo 1

Paolo Conte. Recuerdos en blanco y negro. Por Jesús Gonzalo

© Cesare Cicardini
© Cesare Cicardini

El imaginario poético de Paolo Conte no pertenece a esta época; la suya quedó prendida de las imágenes y los sonidos de los años 20 y 30, del calor hogareño de la radio, de las películas en blanco y negro, del claqué, de la chanson francesa, las canciones napolitanas de principios del siglo XX, las habaneras y congas de la vieja Cuba y de una furtiva pasión familiar por el jazz durante la censura fascista. Tras el éxito de “Azzurro” (lanzado por Adriano Celentano), a partir de los 70, Conte decide que nadie mejor que él podía interpretar sus melodías. Rechaza la etiqueta de intérprete de jazz aunque defienda que es la música que describe mejor las emociones pues “es una forma de vivir”…Nunca se ha considerado un buen cantante, porque, dice, el bel canto “no es del pueblo”.

Cantante, compositor y músico, temprano abogado de oficio tras completar los estudios de Derecho en la Universidad de Parma, Paolo Conte nació en Astia, Piamonte, en 1943 dentro de una familia burguesa dedicada a la abogacía y amante de la música (padre y madre pianistas). París lo encumbró en los 80 antes que Italia. Era la época de dos de sus grandes temas, “Un gelato al limón” y luego de “Via con me”.

© Paola Righetti
© Daniela Zedda

Paolo Conte_SnobPaolo Conte, con 78 años, presenta en Asti, su ciudad natal, Snob. Un lugar de 75.000 habitantes que nunca, pese a la fama, abandonó: “Cuando estás en una gran ciudad te encuentras demasiado metido entre gente que ve todo igual y razona del mismo modo. En Asti, sin embargo, tengo distancia para ver el mundo”… Sólo él, un viejo moderno solitario, podría empezar así un disco como Elegia así…

Abandono mi infancia, cada ingenuidad sentida
El amor es hechicero, un fuego histérico grandioso…

El monólogo interior de una voz curtida en la noche y en la soledad, el tono de sincera melancolía de un chelo que viaja al unísono con el romanticismo herido del piano penetran con suavidad pero sin remedio desde el comienzo. Elegia (2004) es poesía hecha de retazos de existencia, de sueños y de frustraciones.

Desde siempre, Paolo Conte ha sentido fascinación por las mujeres. En sus letras se deja sentir una devoción por ese mundo misterioso (“nadie las entenderá”). Las palabras y la poesía se le quedan cortas para describir su belleza enigmática. La música (“que es femenina”) viene en su ayuda, aunque a veces ni siquiera la unión de estas poderosas armas de seducción sirva de algo. En “Molto Lontano” dice

Quizás no me ames.
Me encontrarás y sonreirás, pero no me amarás.
Me escucharás y seguirás, pero no me amarás.
Quizás no me ames.
Me hablarás y abrazarás, pero no me amarás.

Tras presentarse como un diálogo cálido entre música popular italiana y tango (género que aparece de vez en vez y define uno de sus títulos más señalados: “Alle prese con una verde milonga”), el estribillo de este “Lejos, muy lejos” entra en un maravilloso giro temático que se balancea sobre la resignación de la voz y el destino no compartido.

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© Paola Righetti

Su mirada crítica e irónica sobre el mundo contemporáneo, tratado con cierto desdén, aparece en “India” y “Lavecchia giacca nuova”. El mundo neocolonial, la tecnología vendida como solución y las frívolas exhibiciones de lo privado le inspiran sarcasmo a ritmo ligero de charlestón y ragtime.

La psique sabe leer,
escribir…
Pálida lámpara árabe

En los últimos trabajos encontramos a un autor más desinhibido emotivamente, cercano al mundo de la canción francesa y un acercamiento hacia el pop jazz. Esto lo consigue introduciendo instrumentos como teclados (sonido cuerdas), guitarra eléctrica y acordeón. El contraste entre el tono grave y apesadumbrado y la ironía o ligereza, esa especie opereta crítica, tiene un matiz distinto tanto en Psiche (2008) como en Nelson (2010).

El peso existencial o la pérdida dejan paso a una narración más viajera que reflexiva, conectada incluso con el mundo gitano centroeuropeo (“Ludnilla”) o a una imagen idealizada y exótica de la antigua Samarcanda…

Se desnuda odalisca
y a la hora en que lo hace…
exasperante languidez que ayuda
a la orquesta de mi corazón
Ríe la estrella Aldebarán

Letra y música quedan arropadas por una misma narración. Son metáforas e imágenes pretéritas y exóticas del Mediterráneo y de Oriente, ensoñaciones poéticas del desconsuelo y también de la pasión. Es un Paolo Conte más apegado a las cosas terrenales y a territorios concretos como Francia, España, por supuesto Italia y también China y Turquía.

© Paola Righetti
© Paola Righetti

Su último trabajo de noviembre de 2014 se titula Snob. Y la razón del título de un autor que siempre ha desconfiado y criticado las moderneces (afirma que no usa internet) es ésta: “Existen tres tipos de personas que se salen del montón y que de algún modo se parecen: el intelectual, el ‘snob’ y el ‘dandy’. Yo, de esas tres, me quedo con el ‘dandy’, que es el más puro y profundo. El ‘snob’ es superficial, un ‘parvenu’, un advenedizo”.

Tropical, tropical, tropical
era la última samba de los años 50 ….
tropical
en el marco pálido del norte de Europa
y nosotros abajo
confidencial…
un poco más abajo
estafa total

ElegiaPsiche, Nelson Snob. Cuatro trabajos, una sola palabra los define y titula. Mientras que Elegía mantiene el tono de su título, el cariz de los otros se decanta por un estado de ánimo más abierto y positivo, como rejuvenecido. Los tres mantienen el principio de imaginería abreviada en el repertorio habitual de Paolo Conte: no superar la duración ideal para contar una historia entre dos y cuatro minutos.

Como sucede con otros grandes narradores que han coqueteado con el jazz y la poesía surrealista como Tom Waits, sus temas clásicos sobrevuelan sin remedio el palpitar de algunos nuevos, los ritmos onomatopéyicos o de trompeta en su voz, la mezcla de italiano e inglés, a grandes rasgos estos discos de los últimos diez años ofrecen una imagen continuadora y a la vez renovada del autor.

Prueba de ello es el tema “Tropical” (precioso vídeo vintage) que se destaca en su última entrega Snob. Su voz rota sigue mostrando ese gesto de cierto cansancio en las terminaciones que se convierte en humor satírico o bien en pesadumbre. Unos precisos arreglos orquestales llenos de matices (metales y cuerdas) y nuevos sonidos (teclados, combinación de acordeón y guitarra eléctrica) dan máxima expresividad a una libertad instrumental mínima.

Como ilustrado perdido en el tiempo, amante desconsolado y satírico, el pretérito imperfecto de Paolo Conte sigue latiendo cercano.

Texto: © Jesús Gonzalo, 2015
Fotografías: © Paola Righetti, Daniela Zedda y Cesare Cicardini (indicado en cada fotografía)

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